Así como los Estados Unidos constantemente muestran su desconfianza en la intervención china de la mano de Huawei en materia de despliegue de redes de Internet, a Rusia tampoco le hace demasiada gracia la presencia de los norteamericanos en sus conexiones.
Putin y compañía no piensan quedarse de brazos cruzados, y por eso ha llamado especialmente la atención un movimiento producido por los ingenieros rusos, que se desconectaron de la Internet mundial para realizar algunas pruebas con sus propias redes.
La prueba, que en una primera instancia se ha calificado como «positiva«, tiene el objetivo final de disponer de una Internet propia, algo que no será nada sencillo, y para lo cual será necesario ir descartando todos los errores que puedan aparecer en el camino.
La finalidad de este primer experimento es que los usuarios rusos pudieran conectar sus dispositivos a Internet sin mantenerse unidos al sistema DNS global, que es el que se utiliza por defecto en todo el planeta, controlado básicamente por Norteamérica.
Runet, como se llama este proyecto, pudo contener en sus servidores todo el tráfico nacional de Rusia durante esas horas, convirtiéndose en la intraner más grande del mundo hasta el momento, y generando una gigantesca expectativa por lo que vendrá.
Alexei Sokolov, subdirector del Ministerio de Desarrollo Digital, Comunicaciones y Medios de Comunicación, ha señalado al respecto que «en general, tanto las autoridades como las operadoras de telecomunicaciones están listas para responder eficazmente a posibles riesgos y amenazas, así como a garantizar el funcionamiento de Internet y la red unificada de telecomunicaciones en Rusia».