Hace ya tiempo que las autoridades internacionales en general y de la Unión Europea en particular trabajan en la implementación de un impuesto a las grandes empresas tecnológicas, concepto que se conoce como tasa Google, aunque los meses pasan y aún no hay acuerdo.
Ahora, ante esa incertidumbre reinante y la necesidad de recaudar dinero a partir del movimiento de estas compañías, el Gobierno español se encuentra analizando la posibilidad de establecer por su propia cuenta este tributo.
Este plan, que se pondrá en marcha en caso de que no se acuerde a nivel global o de la Unión Europea según advirtió este martes la ministra de Economía en funciones, Nadia Calviño, es también una forma de poner presión a las autoridades continentales y mundiales.
De acuerdo a la explicación que la propia ministra brindó al respecto, se trata de una medida que debe tomarse para «modernizar el sistema fiscal y adecuarlo a la realidad del siglo XXI», sobre todo atendiendo a que el valor añadido de estas firmas procede de los datos, y no de sus bienes.
Claro que España no es el único país que ha pensado en la posibilidad de cortarse y legislar por su cuenta, dado que en Francia, la Asamblea Nacional aprobó a comienzos de este mes un impuesto para gravar con un 3% las actividades de los gigantes de Internet, lo que allí se llama tasa GAFA, en clara referencia a las principales involucradas: Google, Amazon, Facebook y Apple.
Por supuesto, no se puede perder de vista que como la gran mayoría de estos gigantes tecnológicos son norteamericanos, el Gobierno de los Estados Unidos ya ha anunciado que investigará a Francia por este nuevo impuesto.