En los últimos años, Starlink ha pasado de ser una promesa espacial a una opción sólida para hogares sin fibra, pero lo más interesante podría estar todavía por llegar. SpaceX ya ha lanzado la segunda generación de satélites, conocida como Gen 2, que promete mejoras notables en capacidad, estabilidad y rendimiento general del servicio.
Desde su autorización oficial, los nuevos satélites “V2 Mini” han comenzado a desplegarse en órbita terrestre baja. Estos dispositivos multiplican por cuatro la capacidad de sus predecesores gracias a una nueva arquitectura digital y a antenas de matriz en fase. El objetivo es claro: ofrecer más ancho de banda por usuario, reducir la latencia y garantizar una conexión más estable, incluso en regiones con muchos terminales activos.
Además de los nuevos satélites, Starlink ha preparado el terreno para integrar enlaces láser entre satélites, lo que permite la comunicación directa sin depender de estaciones en tierra. La altitud también se ha ajustado, pasando de los aproximadamente 550 kilómetros de los satélites originales a entre 340 y 365 kilómetros, con el fin de reducir el retardo en la señal. Según la propia compañía, estas mejoras podrían traducirse en velocidades de descarga de hasta 1 Gbps por usuario, con picos incluso cercanos a los 2 Gbps en condiciones óptimas.
Junto al avance en el espacio, también se han anunciado novedades en el hardware que reciben los usuarios. Una nueva antena de alto rendimiento, orientada inicialmente al segmento empresarial, promete alcanzar ese gigabit de velocidad con menor latencia y mayor eficiencia energética. Su diseño más compacto y su arquitectura revisada sugieren que también podría adaptarse a hogares que requieran una conexión de alto rendimiento, como los que dependen de internet para teletrabajo o streaming de contenido en 4K.
Estos avances van de la mano con el crecimiento de la constelación. Starlink ha superado los 4.000 satélites activos y continúa lanzando nuevos dispositivos regularmente, con el objetivo de mejorar la cobertura y aliviar zonas saturadas. A medida que más unidades Gen 2 entren en funcionamiento y se integren en la red global, se espera que el rendimiento medio mejore de forma notable en muchas regiones, incluyendo España.
Actualmente, los usuarios del servicio residencial en España suelen experimentar velocidades que oscilan entre los 100 y 220 Mbps en descarga, y entre 10 y 30 Mbps en subida. La latencia ronda los 30 a 50 milisegundos, lo que permite realizar videollamadas, jugar en línea o utilizar servicios de nube sin mayores problemas. Aunque estas cifras ya representan una mejora clara frente a tecnologías como el ADSL, todavía se encuentran por debajo de lo que Starlink proyecta con su nuevo ecosistema.
Para hacer realidad esta transformación, Starlink también confía en el lanzamiento de Starship, su vehículo reutilizable de gran capacidad. Este cohete permitirá colocar decenas de satélites Gen 2 o incluso Gen 3 en una sola misión, reduciendo los costes y acelerando el ritmo de expansión. Además, permitirá que el servicio esté disponible con mayor consistencia a nivel global, incluso en zonas remotas donde el despliegue de fibra es inviable económicamente.
España, con sus extensas áreas rurales y zonas de difícil acceso, aparece como uno de los mercados donde la evolución de Starlink puede tener más impacto. El acceso universal a internet sigue siendo una prioridad para las autoridades, y el satélite se presenta como una solución rápida y escalable frente a los despliegues de red terrestre que requieren años y grandes inversiones.
Mientras tanto, la experiencia de los usuarios actuales es dispar: algunos reportan velocidades superiores a las anunciadas oficialmente, mientras que otros detectan bajones ocasionales en momentos de alta demanda. Estas variaciones se explican por la densidad de usuarios en cada haz de cobertura, la congestión temporal o las condiciones meteorológicas.
La hoja de ruta de Starlink es ambiciosa. El objetivo no solo es mejorar las cifras de velocidad, sino también consolidar una red resiliente, con redundancia intersatélite, capacidad dinámica y latencias bajas que permitan competir directamente con las conexiones fijas más avanzadas. Aunque las mejoras más sustanciales aún están en fase de despliegue, las bases técnicas ya están asentadas. Y todo indica que el internet por satélite está a punto de dejar de ser el plan B para convertirse, en muchas casas, en la primera opción.