Cuando en junio supimos que el Gobierno había dado da el visto bueno a la OPA de MásMóvil sobre Euskaltel, no nos quedaron dudas de que la operación de la que surgiría la cuarta operadora más importante a nivel nacional llegaría a buen puerto, algo que ha sucedido, en efecto, durante las últimas horas.
Todo comenzó en marzo pasado, cuando el Grupo MásMóvil lanzó una OPA amistosa al Grupo Euskaltel, por un valor de 2.000 millones de euros, además de hacerse cargo de una deuda valuada en 1.500 millones de euros, lo que fue tomado con bastante agrado por parte de la teleco vasca.
A lo largo de las siguientes semanas, el movimiento siguió sumando los capítulos lógicos que se dan en estos casos, y la compañía liderada por Meinrad Spenger obtuvo las aprobaciones tanto de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia como de la Comisión Nacional del Mercado de Valores.
Si a eso le sumábamos el OK del Gobierno, entonces sólo restaba que los accionistas de Euskaltel aceptaran la oferta, algo que ha hecho ni más ni menos que el 97,67% del capital social total de la empresa, lo que permitirá a MásMóvil quedarse con el 100% de las acciones en un corto plazo de tiempo.
Cuando culmine toda la burocracia, MásMóvil se posicionará ya definitivamente como una de las cuatro gigantes de las telecomunicaciones en el país, con más de 14 millones de clientes de móvil y banda ancha, y más de 26 millones de fibra óptica en hogares, con 4G en toda España y 5G en más de 500 municipios.
Para los actuales abonados de Euskaltel las cosas no deberían cambiar mucho ya que, al menos en una primera etapa, desde MásMóvil han adelantado que mantendrán las sedes en el País Vasco, Galicia y Asturias, y que potenciarán los muy buenos resultados de las filiales Euskaltel, R y Telecable.